Una de perritos (relato de mascotas)
Media tarde, tres amigas reunidas en la
terraza de una lujosa cafetería en un barrio bien de una gran ciudad.
Cayetana.- Estoy tan preocupada, desde que
volvimos del viaje y lo recogí, no ha sido el mismo. En casa ni siquiera
juega cuando vienen mis sobrinos, y en la calle anda con desgana y no se
relaciona con los demás.
Yaiza - Oye, os iba a llamar para
preguntaros si habíais notado en vuestros perros algún cambio significativo, porque
mi pobre Chuqui está muy raro también. Cuando lo sacaba a la calle se
volvía loco, saltaba y corría por todos sitios, pero ya no es el mismo.
Valeria.- Ya os lo dije. A mí no me
gustaba demasiado la residencia donde dejamos a nuestras mascotas. Pero Vicky
insistía tanto en sus bondades, que al final me dejé llevar.
Cayetana. Pues yo lo vi fenomenal.
Piscina, sus camitas blanditas, la mejor comida, mucho espacio libre para
corretear…
Valeria- Sí pero creo que no había aire
acondicionado. Hace demasiado calor a mediodía en esta época del año, y a mi
pobre Belinda unos grados de más le sientan fatal. Ha perdido el
apetito y se pasa el día bebiendo agua; me han dicho que puede ser una
depresión. Es la primera vez que se separa de mi lado unos días y no le ha
sentado demasiado bien.
Yaiza.- También mi Chuqui se pasa el
día durmiendo. Cuando no estamos en la calle se arrincona en su lugar preferido
y no hay quien lo levante. Da igual quien venga a la casa, ni se inmuta. Está
muy triste y se pone a llorar muy a menudo. También es la primera vez que se
separa de mí.
Cayetana-. Quizá tendríamos que haberlos
llevado con nosotras. Hay miles de hoteles que aceptan mascotas. Los hubiéramos
tenido a nuestro lado y ahora no estarían emocionalmente destrozados. Tantos
días solos y fuera de casa los ha descontrolado. Mi pobre Piti.
Valeria.- Bueno, si os parece mañana los
llevamos a un especialista. Me han hablado de uno que es el mejor en
depresiones caninas. Nos va a costar una pasta, pero no importa, lo importante
es que ellos estén bien y vuelvan a ser felices.
Cayetana.- Oh Valeria! No me había dado
cuenta pero llevas unos manolos preciosos. Quiero que me cuentes
ahora mismo, cuándo y dónde los has conseguido.
Valeria.- Ah, ah, ah! Es un regalito de
alguien muy especial, pero a ti no te lo digo, ja,ja,ja.
Cayetana.- Lo averiguaremos, ¿verdad
Yaiza?
Yaiza.- ¡Claro que sí! Entonces, ¿llevamos mañana a los chuchos?
Valeria.- Pensándolo mejor, creo que voy a
mandar a Lola, la asistenta. Había olvidado que mañana tengo gimnasio a primera
hora, y después he quedado con Marta para hacer algunas compras. ¿Os apuntáis?
Comeremos fuera. Han abierto un japonés que me han dicho que la comida es
genial.
Cayetana.- Claro que nos apuntamos. Me
levantaré temprano a hacer algunas gestiones y luego me podré reunir con
vosotras.
Valeria.- Una idea genial. Yo también
tengo un partido de padel en el club, pero luego estaré libre y con total
disponibilidad. Mandaré a la chica, Mariluz, que lleve a Belinda al
veterinario.