Era un pleno mes de mayo, por lo tanto primavera, cuando se
iban a llevar a cabo aquellos acontecimientos, los cuales no dejaban dormir
tranquila a Clara la protagonista de esta historia.
Sí, yo soy Clara según mis progenitores siempre
me contaron y mi DNI lo confirma, nací a
últimos del mes de abril.
Mis días y mis noches se desarrollaban sin
muchos sobresaltos, con cariño y con bastantes comodidades en una familia de
clase más alta. Fui niña única hasta los seis años después nacieron mis dos
hermanos, Álvaro y José. Mi vida pudo cambiar aquel día en el que estaba
merendando junto a ellos.
En casa siempre hubo servicio, pero como yo era
muy autosuficiente y lo sigo siendo, en vez de pedir el azúcar que nos faltó yo
misma me dirigí a por ella. Tanto la cocinera como la tata no se dieron cuenta
de mi presencia y no pude evitar oír la siguiente conversación:
- MARÍA: tú sabes Amalia las habladurías que hubo en este pueblo cuando la niña
nació, yo no lo recuerdo pero mi madre me lo contó...
- AMALIA:
dime María ¿qué versión es esa?
- MARÍA: por lo que a mí me contaron fue que los señores llevaban ya unos años
casados y no tenían descendencia dicen que se fueron un tiempo de viaje y que
cuando regresaron volvieron con la niña después de este parto ente comillas. Se
ve que la señora se sometió a un tratamiento y tuvo los dos niños. El dinero y las influencias pueden hacer milagros, ya sabes Amalia, esto es lo que siempre funcionó.
Vi que cuando ellas observaron mi presencia se
quedaron calladas. Yo tenía entonces unos trece años, estaba en la puerta de la
adolescencia y no reparé en que podía ser yo de la cual estaban hablando.
Mi vida continuó con mis estudios, tuve mis
novietes. Cuando ya tenía una edad determinada me enamoré de mi pareja actual,
los dos nos casamos con mucha ilusión tuve dos hijos, niño y niña, los cuales
hoy son adolescentes.
Un día que estaba en casa con mis hijos viendo la televisión, salió un reportaje
hablando del tráfico de niños en España. Tuve un escalofrío y no pude evitar
recordar aquella conversación que escuche de las tatas.
Até cabos, hice preguntas, comparé y observé
los parecidos físicos y de caracteres que podía tener con aquella familia que hasta
entonces había creído que era mía.
Después de hablar con ellos, alguna lágrima y algún
que otro reproche, reconozco que los quiero porque siempre me sentí querida por
ellos. He querido averiguar cómo se llevaron a cabo los acontecimientos de mi
adopción y no he querido hacer más sangre.
Tengo una cita con la que puede ser mi familia
biológica, por todas las indagaciones que he llevado a cabo parece ser que lo
confirma.
Nací en primavera y da la casualidad que ahora también
lo es, pudo pasar esta historia en cualquier estación del año, pero no, ha sido
ahora en pleno mes de mayo.
Aquí estoy, me encuentro con mis miedos mi
ansiedad, mis ganas de conocer mis raíces. Miro mi maleta, intento relajarme,
mi partida se aproxima. No dejo de preguntarme cómo será esta nueva etapa que
me espera, ojalá sea siempre como una eterna primavera.
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