Autor: Antonio Pérez
Allí fue dónde lo conocí, en
esa calle estrecha, larga y oscura, rodeada de altos edificios y llena de
basureros, destinada a ser la calle de atrás, la calle secundaria, la oscura,
la olvidada.
Lo encontré tirado, recostado
de lado y engurruñido de frío, con la espalda pegando a la pared entre dos
contenedores y únicamente cubierto por un cartón debajo de él separándole del
suelo y dos encima de él intentando envolverlo de mala manera.
Moreno canoso, de barbas
pronunciadas de no haberse afeitado de hace bastante tiempo, de tez blancuzca
disimulada por enorme roña y suciedad. Sus ojos claros grises se entreabrieron
de repente al oírme llegar. Vestido con unos pantalones de pana viejos, color
ocre, y desgastados y manchados por doquier, casi sujetados únicamente por una
vieja correa que impedía que se le cayeran en cualquier momento debido a su
enorme delgadez famélica, entreviendo sus costillas por una camisa de cuadros
gris y negra y una chaqueta esmoquin azul oscuro.
Me paré y como hipnotizado me
quedé absorto mirándolo, con lo que al sentirse observado se levantó y de igual
manera se quedó observándome. Consiguió entre tiritones balbucear algunas
palabras entre dientes.
- ¿Quién
es Usted?
- Un
amigo. Vengo a buscarlo, su vida va a cambiar.
Jacob Carrington vivía en
Harrisburg. Era miembro de un grupo religioso protestante, de la comunidad
llamada “Love of brothers”... Separado de su mujer Kate Meyer con dos hijos de
5 y 8 años. Desgraciadamente todos muertos en un accidente de coche.
Jacob trabaja en un gran
almacén de herramientas de ferretería y construcción por las mañanas, y por las
tardes se dedicaba enteramente en tareas a la comunidad religiosa donde
ostentaba muy buena reputación. Era muy solidario y siempre estaba ayudando a
los demás miembros. Desde que su familia falleció no es el mismo, ha dejado de
acudir a las reuniones, los domingos ha dejado de ir a la iglesia, y el pastor
tiene que ir a su casa para saber de él, así como muchos de la comunidad,
aunque se aísla sin abrir la puerta muchas veces.
Jacob deja de ir a trabajar
debido a la depresión en la que se ve inmerso y pierde su trabajo, propiciando
que el banco debido al impago de la hipoteca lo desahucie. Vaga día tras día
obligado a ir a comedores sociales, y viviendo de limosnas.
Las noches otoñales empezaban a
ser largas y frías y cada noche buscaba rincones dónde poder pasar la noche.
Hasta que un día decidió meterse en el callejón dónde todos los vagabundos y
sin techo evitan, por un rumor que si duermes allí desapareces.
Esa noche fue cuando lo
encontré, allí agazapado en esa calle oscura, solitaria y fría.
- Jacob, no corra, no vengo a
hacerle daño.
Asustado, echó a andar hacia
atrás topándose con el muro del final de la calle e intentando agarrar una
vieja escalera de incendios del edificio colindante.
El hombre corriendo hacia él lo
sujetó y se lo llevó de allí.
Tiempo después la comunidad de
“Love of Brothers” descubrió una grata sorpresa al percatarse que seguía vivo y
con buen estado, recuperado, un viejo desaparecido compañero suyo, el cuál
volvió a esta comunidad trayendo la esperanza, la caridad que tanto habían
promulgado con un gran proyecto, dinero para invertir, y felicidad, sacos de
felicidad.
Pronto la comunidad empezó
hacer muchas obras sociales, creció en miembros desmesuradamente llegando a
duplicarlos por el éxito de su caridad y compromiso social, e incluso el
alcalde les condecoró con la medalla al mérito de la paz y la caridad.
Su obra más importante fue la
construcción de un refugio social. “Love of brothers” construyó una casa
refugio para 40 vagabundos dónde se le darían cobijo de noche y cena, incluso
aseo personal. Un miembro donó todo el dinero que se pudiera necesitar para
ello, e incluso se comprometió a dirigir el albergue y mantenerlo a costa
personal si fuera necesario. Y así el día del estreno, el albergue fue
bautizado como “Love of Jacob Carrington”.
Así fue como Jacob se convirtió
en una persona famosa y reconocida en toda la ciudad y todo se lo debe a ese
encuentro, del que nunca nada quiso contar, pero que fue tan importante.
Las especulaciones vuelan, ya
que unos dicen que pudo ser Dios disfrazado, otros un profeta del señor, una
lotería tocada, e incluso una herencia... Lo que é siempre contestó es:
“Muchas veces lo que no se halla cuando se busca, sale
al encuentro cuando no se busca.”
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