lunes, 30 de marzo de 2015

El encuentro

Autora: María Gutiérrez


Luisi había pasado las largas horas de espera hasta que llegara la tan esperada visita, dando los últimos retoques a las habitaciones, comprobando que todo estaba a punto. Las camas vestidas con sábanas impecables y confortables edredones de auténticas plumas, lo que se llama un nórdico en toda regla. El baño inmaculado y adornado con el mejor juego de toallas que siempre guardaba para estas ocasiones.

Hacía tiempo que no se había sentido tan fuerte y animada debido a la llamada de unos familiares que volverían a encontrarse después de más de treinta años. Solían comunicarse con largas conversaciones a través del teléfono pero la ilusión de volver a verse en persona, estaba por encima de todo.

Su casa estaba a las afueras de la ciudad, formando parte de una urbanización de casas sencillas rodeadas de un hermoso jardín. En la parte de abajo había una gran habitación que daba sentido al mayor confort de la casa ya que se componía de cocina-comedor con despensa incluida, la cual ayudaba bastante a dar la sensación de encontrarse cada cosa en su sitio. Los muebles como no podía ser de otra forma, eran rústicos con cómodos sillones y sofás. También se disfrutaba de la chimenea en los días más fríos. Era sin lugar a dudas el lugar más acogedor de la casa.

Llegó el día tan esperado. Había estado lloviendo casi toda la mañana aunque al llegar la tarde el cielo se había despejado bastante el ambiente se notaba un poco húmedo y frio que colaboraba a estar bien reguardados en el interior de la casa. Antes de que cayera la noche, se oyó el coche que paraba en la puerta. El corazón se le disparó al oír la insistencia del claxon que confirmaba que eran ellos que por fin habían llegado a su destino

Luisi que no podía andar de prisa debido a sus problemas de artrosis, en esta ocasión llegó a la puerta en un segundo encontrándose con los cansados viajeros que iban saliendo del impecable BMW que aunque disponía de todas las comodidades, el viaje había sido muy largo y se les notaba el cansancio acumulado por tantos kilómetros. Quien más le llamó la atención fue el aspecto que presentaba su prima Marta que aunque se mantenía muy esbelta, su rostro sí que acusaba el paso de los años.

Había preparado una exquisita merienda cena para dar la bienvenida a su querida familia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario