sábado, 28 de febrero de 2015

Recuerdos y presentes

Autora: Rafaela Castro

María y Juana, amigas y vecinas de toda la vida, viven en el mismo bloque y en la misma planta, una enfrente de la otra.
 Era como un ritual tender la ropa en los tendederos del ojo patio, más o menos a la misma hora de la mañana.
     - JUANA:  Hola, buenos días María, hoy se te han pegado las sábanas porque mi ropa la tengo ya casi tendida.
     - MARÍA: Me he pasado casi toda la noche sin dormir, dándole vueltas a la cabeza y a la hora de levantarme, me duermo. Por cierto, ¿sabes que estuve anoche recordando nuestros comienzos de adolescentes, nuestros amigos y novietes y demás?
     - JUANA: A esto de la adolescencia, se le da ahora mucha importancia, y hay que tener bastante paciencia y compresión con ellos  por la edad difícil que atraviesan. Pues nosotras también atravesábamos, en este caso, la frontera para r a Francia a la vendimia. El primer año nos fuimos con tu padre, y después con quién encartaba.
     - MARÍA: Por cierto, dio la casualidad que en estas idas y venidas, comenzó la relación con nuestros futuros maridos.
     - JUANA: Nos casamos con un mes de diferencia, tú con tu vestido negro y tu velo, ya que tenías luto de tu padre, que por cierto, hacía ya un año de su fallecimiento.
     -MARÍA: Aquellos tiempos eran así, había que cumplir con los lutos y guardar las formas, claro que eso siempre era para las mujeres, con los hombres era otra cosa distinta. Tú no tendrás, tú fuiste con tu vestido blanco y azahar.
     -JUANA: Si hija sí, no era mío, la señorita donde yo trabajaba me lo prestó. Por cierto, me estaba estrecho, yo estaba más gordilla que ella y estuve todo el tiempo más pendiente de mis michelines que del cura. María vuelvo al principio de nuestra conversación, me has dicho que te cuesta dormir y no te he preguntado por los asuntos que tenéis con el banco, el nieto y vosotros.
     - MARÍA: Calla hija, esto es un suplicio diario. Pienso cuando mi nieto Antonio estaba estudiando, lo buen estudiante que era, cómo llegó al final de su carrera, tuvo la suerte de encontrar trabajo enseguida. Al ver que era un trabajo bien remunerado y fijo, decidió comprar una vivienda, pero claro, no tenía dinero a no ser que pidiera un préstamo. Recuerdo el día que fui al banco donde nos ingresaron a mi marido y a mí las pensiones. Pregunté y expuse lo que mi nieto tenía entre manos con la compra de la vivienda, y todo fueron atenciones y sonrisas cuando les dije el sueldo que tenía m nieto. Pero claro, también me preguntaron que si tenía a alguien que le pudiese avalar. Cuando llegué a casa le pregunté a mi marido si a él le importaba que avalásemos al nieto con nuestro piso, y él me contestó que lo que yo quisiera. A partir de eso, era raro que los señores del banco no me llamasen para animarme para que fuésemos avalistas, diciéndome que todo era puro trámite, que nunca llegarían a molestarme teniendo en cuenta los ingresos del nieto. Pero esto dio un vuelco, el nieto está despedido de la empresa, es un parado más de los muchos que hay. A día de hoy, la amabilidad de los banqueros no existe, ya no me reciben con sonrisas, además, no pasa un día que no nos amenacen con el desahucio. Hemos buscado un abogado. Esto es una incógnita. Cualquiera sabe lo que puede pasar, estar en manos de los bancos es imprevisible. Espero que no nos veamos en la calle a nuestras edades después de haber luchado tanto.
    -JUANA: Muchas veces mi marido y yo comentamos lo que más de una y más de dos personas de nuestra edad con circunstancias parecidas, presumen de no dejarse llevar por los hijos para avalarles. Pues lo que hace falta es que no nos lo lleguen a pedir, yo estoy indignada una vez más se demuestra que a perro flaco todo se le vuelven pulgas. Hemos visto como el gobierno rescató a los bancos con dinero público mientras ellos se lo estaban llevando calentito, por ejemplo las tarjetas black y otras artimañas. Claro que esta rabia que acumulamos se disminuye cuando a nosotros nos suben las pensiones ¡es tanta la subida que con un par de subidones de estos algún día pasamos a ser ricos! Y alguno que otro hasta corrupto, ya se sabe, más tienes más quieres. A mí personalmente me da vergüenza y asco, por desgracia a los responsables les resbala todo lo que nosotros podamos sentir.

    - MARÍA: así es Juana, así es...

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