jueves, 22 de enero de 2015

En la noche

Autora: Amalia Conde

La noche es muy justiciera porque desde que se pone el sol ya estás haciendo cuentas: Que son las “tantas” y el marido no ha llegado, y lo mismo con los hijos... tú quisieras que desde que le ponen una cortina negra al Sol tus hijos y tu marido ya estuvieran en casa, como si la noche se dedicara a robar personas, cuando para lo malo, igual que para lo bueno, la noche es como el día, y lo que tenemos que tener en cuenta es con quién está cada cual. 

La noche para muchas cosas es muy socorrida, por ejemplo, si tienes un novio del que estás muy enamorada pero tus padres no lo quieren, por el motivo que sea, pues esperas a que llegue la noche, te escapas de casa para verte con él donde sabes te espera, y bajo la oscuridad os contáis vuestras penas y alegrías. Y si estáis en la playa, donde las estrellas por la noche crecen el doble de lo normal, parecerá que estéis en el Paraíso y hasta se os olvidará que vuestros padres no están de acuerdo con vuestros amoríos.  
      
Creo que a muchas personas les ha pasado lo de tener un mueble o alguna otra cosa que ya no sirve para nada más que para estorbar. En mi casa era una mecedora que la pusieras en donde fuera estaba estorbando, pero no la podíamos tirar porque a mi abuela le podía dar un ataque. 

Una noche, después de acostarse mi abuela, mi hermano y yo, pensando que la noche nos ocultaba, pusimos la mecedora en la puerta de la calle, junto a la basura.  

Cuando mi abuela se despertó a media noche formó tal llantera al no encontrar su hamaca que tuvimos que ir de nuevo a traérsela… De nada sirvió esperar la noche, velar, ocultarnos del Alba.  

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