Hace ya un montón de años, se cuenta que en uno de los
muchos cortijos que existían en Andalucía, vivía una familia tradicional de labradores, esta
la formaban padres y dos hijos e incluido un abuelo.
Los hechos de esta historia que voy a contar, comenzó
hace ya bastante tiempo atrás, al principio cuando algún miembro de la familia dejaba algo personal como ropa, zapatos... más de una vez
desaparecían. Solían encontrarlas en otro lugar después de haber estado locos
buscando. También se oían ruidos extraños.
En aquellos tiempos ya lejanos, cuando las personas sobre
todo en sitios rurales, se les presentaban una enfermedad o algo inexplicable,
como era el caso, estos solían ir al curandero o adivino de turno para
consultarle.
Cuando esta familia fue al curandero le expusieron el problema, era algo
surrealista y misterioso, este hombre les dijo que según él veía era algo no visible como un espíritu y él la
llamaría duende.
Hubo una reunión familiar, llegaron al acuerdo de
trasladarse a otro cortijo y por supuesto dejar al duende y vivir tranquilos
sin molestias.
¡Bien! Organizaron la mudanza y se pusieron en camino.
Cuando estos iban andando, el abuelo se paró en seco, yo pensaba que llevábamos
todos los aperos de labranza y otros utensilios, pero creo que no porque la
caldera de la matanza se nos olvidó, al cogerla en ese momento se escuchó una
voz que dijo: " ¡no os preocupéis que la llevo yo! "
¿A qué no se imaginan quién era el dueño de esa voz?
¡Bien, yo os lo cuento!: ¡Era el duende! Al
volver la vista atrás divisaron la caldera que parecía que iba sola.
Al darse cuenta esta gente del panorama que se les
presentaba, llegaron al acuerdo de que era mejor no hacer la mudanza ya que el
problema iba con ellos.
Decidieron volver de nuevo al cortijo que habían dejado
con duende incluido.
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