Capibalismo
Primero
fueron sus dedos; luego sus manos; después sus brazos. Siguieron con sus
piernas para terminar con el tronco y la cabeza. Nos lo quitaron poco a poco. A nosotros
nos ignoraron, nuestro valor equivalía al cero absoluto y, simplemente, nos dejaron morir. Ocurrió
una primavera.
Seducción
Llegó
revoloteando a través de una suave corriente de primavera. Se posó en el quicio
de la ventana. Allí se quedó, hipnotizada por el sonido de una voz que le hizo
olvidarse para siempre del mundo. No le importó el viento huracanado y frío del
invierno, la lluvia o la escarcha; ni siquiera la nieve fue capaz de despegarla
un milímetro de su trinchera. Cuando
cesó la melodía de las palabras, dejó de existir.
Esperanzas
Piso los charcos de una calle recta, gris, somnolienta y sucia; una calle abarrotada de rostros quebrados, ojos
turbios, ropa apagada de niños enlutados y viejos envilecidos; tullidos de pulmones
calcinados, curas que exorcizan el invierno eterno. Y ahí, de repente, una
rendija, y de la rendija una flor y de la flor una palabra: primavera.
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