Espejo de la realidad con tinte de arco iris transformado en luz.
Intérprete de sueños, ilusiones, pesadillas, anhelos y deseos; de amor y
pasión, captador de las cosas que navega por el éter delante de sus cristales.
Ventanas, preciosas ventanas que desde dentro ven, y se dice que a través
de ellas te ven, ¡Habrá que poner cortinas!
Airean por dentro si el interior está muy cargado o en días de eterno frío
te arropan y te protegen impidiendo la entrada a extraños. Te muestra la
realidad de la simple apariencia aunque también sin querer desde sus cristales
ven espejismos.
Dentro de casa un gran desorden hay, tan oscuro a veces que si no es por
las ventanas ¡Que desgracia sería mi vida!; Más otros ya lo sufren y me
pregunto si yo sería capaz de vivir en esa realidad perdida.
Mis ventanas tan trasparentes y limpias que no ocultan nada. Mis ventanas
tan grandes y tan bonitas según mi madre cuenta; y sus persianas tan efectivas
que me ocultan tan bien, cuando no quiero ver hacia lo de afuera.
Esas ventanas que mi madre me dio al nacer y han hecho que crezca, que
aprenda, que tome experiencia, y que me han limado hasta ser lo que soy en este
mundo vil que hay afuera.
Por ello, soy hogareño, por eso me acomodo en ese rinconcito con mi lumbre,
con mis cosas tranquilo, invitando a casa a quién de verdad se merezca entrar,
a quién se lo gane y a quién no me tire huevos ni kétchup a la fachada.
Aún no me explico que haría yo sin estos ojos, que aún para mí son bonitos,
son mi mejor garantía para andar por la senda de los caminos de este mundo un
poco más seguro, recopilando en mi cabeza todo lo que por ellos veo, siento y
me encuentro.
El miedo, mi miedo es cuando se cierren definitivamente, y todo lo vea
negro, y me pregunto ¿Lo arreglaré rompiendo mis preciosas ventanas y sus
cristales?
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