¡Qué cosa tan rara y extraña es la felicidad!.
Nadie conoce el camino verdadero que
nos lleve hacia ella. ¿Dónde está?,
¿cómo encontrarla?. Vivimos en un mundo de prisas y agobios, no disponemos de
un rato para la tranquilidad y el sosiego que tanto necesitamos.
No es lo mismo “ser feliz que estar feliz”
viviendo lo más contentos que podamos, sin olvidarnos que sólo se viven
momentos felices, no nos llamemos a engaños y confundamos las cosas…
Después de un mal momento, cuando llega el
bueno, este te sabe a gloria y comprendes que aunque brevemente, se puede estar
feliz. El problema de no encontrarla puede ser el no estar satisfechos con lo
que tenemos, pasándonos la vida buscando la felicidad sin darnos cuenta que la tenemos escondida dentro de nosotros y
llevamos incorporados casi todos los
ingredientes como son la familia, los
buenos amigos, algo de dinero y lo más importante que no falte, la salud.
Todo será mucho más fácil si nos paramos a
observar un poco todo lo que nos rodea.
Podremos comprobar que en los pequeños detalles hay grandes dosis de felicidad.
Hay que trabajarla día a día, buscando todo los que nos llena, aprovechando las
oportunidades que se nos presentan para estar preguntándonos, ¿qué es lo que
realmente importa en la vida?. ¿Qué cosas nos hacen más felices?. Aunque sobre gustos no hay nada escrito y a lo
largo del camino según van pasando los años, no dejamos de sorprendemos como
dejan de parecernos tan importantes algunas cosas del pasado para ahora estar
felices con otras nuevas.
No hay recetas que nos den la felicidad,
quien la busca sólo en lo material la encuentra sólo de forma efímera. Hay que
conseguir llenarnos de buenos momentos intentando estar contentos con la mayor
frecuencia posible. En fin, saberse feliz, sin olvidarnos de que no se trata de
serlo sino de estarlo.
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