sábado, 30 de noviembre de 2013

Las dos caras

Autora: María Gutiérrez

En este mundo existen infinidad de personas que van por la vida con doble moral, haciendo uso de los amigos cuando estos pueden dar provecho, olvidándose de ellos cuando ya no tienen nada que ofrecerte. Se valen solo de la mente aparcando los sentimientos y manipulan a los demás con total autonomía tomando las más injustas decisiones, haciendo uso del poder como dueños y señores de las personas que trabajan a sus órdenes, tratándolos sin ninguna consideración con continuos reproches y humillaciones levantando calumnias de todo tipo dirigiéndoles la palabra solo para ofenderlos y meterles miedo, catalogándolos como ciudadanos indignos, incompetentes y convencidos de ser los causantes y culpables de esta situación de crisis insostenible. También hacen uso del poder para proceder a despidos improcedentes sin importarles la situación en la que queda la familia, como a ellos esto no les afecta ya que tienen bien asegurado como llegar a fin de mes.

La mayoría de estos personajes, llevan incluida la doble personalidad guardando la piel de lobos y sacando la de corderos ante sus amigos ricos e influyentes. Ante estos usan un porte correcto, aparentando que son dóciles y sensibles, convirtiendo todo en un ceremonial importándoles solamente prosperar en el mundo de los negocios tomando fama y renombre, sea al precio que sea. Se muestran refinados y aparentes, inspirando confianza y cordialidad para poder conseguir sus objetivos.

Saben muy bien controlar sus impulsos, actuando con bastante prudencia haciendo uso del tacto y la delicadeza, hechizando con sus buenas palabricas estudiadas al máximo para poder demostrar que son personas dignas de reconocimiento y admiración, creando un ambiente bastante atractivo astutamente disfrazado de buena voluntad, inventando eventos, sobornando con espléndidos regalos y todo para conseguir los más altos honores y reconocimientos públicos y notorios. Piensan que cuanto más alto sea el estatus conseguido, mayor será la gloria conseguida. ¡Que lejanos quedaron sus humildes orígenes¡ ¡Qué vergüenza señores!

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