viernes, 22 de noviembre de 2013

Hipocresía

Autora: Pilar Sanjuán Nájera


    Hay mucho que decir sobre esto.

    He desechado varios borradores porque me parecía que era demasiado cruda al tachar de hipócrita casi todo lo que nos rodea; es muy fácil acusar a los demás; reflexiono si no estaremos todos un poco contaminados de ese vicio: cuando alabamos un cuadro o un escrito que no nos gusta por no herir a su autor, cuando nos mostramos amables con gente que es antipática, cuando nos encontramos a la vecina de arriba que tira porquerías a nuestra terraza y no le ponemos cara de perro… ¿Son prácticas de buena educación o es hipocresía?

     En fin, quiero ser sincera y aprovechar la libertad que tenemos en este FORO nuestro de Los Relatos, donde afortunadamente no hay censura para decir lo que pienso; quizás debería ser más moderada, pero cuanto mayor me hago, más crece mi vehemencia, porque soy más consciente de lo que pasa alrededor.

    Sobre la hipocresía, dijo en su época Homero: “Odioso es para mí el hombre que oculta una cosa y dice otra”.

   Jesucristo llamó a los hipócritas fariseos “ sepulcros blanqueados” y Quevedo, con su aguda clarividencia, decía: “La hipocresía, es grande virtud política” ¡Qué razón tenía! ¿Se siente ahora el mismo rechazo hacia ese mal hábito o se va admitiendo como algo generalizado?

    El ejemplo que nos dan los políticos, la Iglesia y cualquier clase de poder, parece que nos incita a aceptar la hipocresía como algo habitual; hay que estar muy seguros en nuestras convicciones para no claudicar ante esta ola de falsedad creciente que nos envuelve. Es pasmoso cómo vemos a diario conductas hipócritas revestidas de engañosas verdades; por ejemplo, los anuncios en los medios de comunicación: nos bombardean con fingidas promesas de felicidad, que van dirigidas sobre todo al mundo infantil y juvenil, cuyos miembros son más vulnerables; el impacto de estos anuncios hace estragos; así ha nacido ese monstruo llamado consumismo, que consigue justo lo contrario de lo que promete; hace a las personas insaciables, ansiosas e infelices. Los dirigentes asisten impasibles a estos efectos nocivos en la población, porque a ellos les reportan beneficios.

    Sobre la hipocresía en la mayor parte de los políticos, podrían correr ríos de tinta ¡Con qué desfachatez, cinismo y desvergüenza nos quieren hacer lo blanco negro! Mienten, cometen delitos de todos los calibres y se muestran como seres intachables, insultando nuestra inteligencia; se aferran al poder para medrar de manera fraudulenta; son corruptos. Y los ciudadanos ¿Qué somos para ellos? Votos, sólo votos que los aúpan al poder y una vez instalados en él, olvidan su deber de gobernar con equidad; muy pocos son inmunes a estas malas prácticas.

    Un ejemplo de hipocresía en grado superlativo, es el empeño que los dirigentes de la Comunidad de Madrid ponen en convencernos de las grandes ventajas de instalar ese horror llamado EUROVEGAS, ¡Qué cínicos, qué hipócritas! Todos sabemos, (ellos no, claro está) que detrás de ese Complejo, están las mafias, la droga, el envilecimiento, la ruina de los incautos que pisen allí…¿Cómo un Gobierno puede dar luz verde a un proyecto tan abominable? ¡Ah! Porque a los dirigentes de esa Comunidad sí les va a llover el maná y les importa poco que la gente se corrompa y se envilezca; para endulzar más ese caramelo envenenado, Dª Ana Mato, Ministra de Sanidad, muy preocupada por la salud de los ciudadanos, va a dejar fumar en algunas dependencias. Miel sobre hojuelas.

    Otra cosa que causa sonrojo de nuestra clase política, es que alardeen de lo que hacen por la “Marca España” (qué estúpido nombre han acuñado para hablar de nuestro país). Ellos precisamente, la están denigrando con la corrupción, las mentiras y la falta de credibilidad.

    ¿Y qué decir de los Presidentes y Ministros cesantes? Siempre encuentran un buen puesto de trabajo con sueldos de infarto, sobre todo en Multinacionales. Esas Multinacionales a las que, hipócritamente, atacaban por sus abusos y que después, no tienen empacho en aceptar de ellas puestos relevantes; así tenemos entre otros muchos a Aznar, Felipe González, Rodrigo Rato, Pedro Solbes, Elena Salgado, Zaplana, Acebes, etc.

    Otro lugar donde se cuece la hipocresía en grandes recipientes, es la Iglesia Católica. Vaya por delante que siento respeto por la Iglesia sudamericana o la de los cristianos de base. Me refiero y rechazo a esa Iglesia hipócrita que en España se apodera con codicia de bienes municipales; la que protege a curas pederastas; la que echa tierra sobre asuntos de corrupción, bien numerosos por cierto; la que nos predica virtud y austeridad mientras en ella hay vicio y lujo de forma soterrada. Y sobre todo, la que me produce horror, es la Iglesia Vaticana; en ese lugar, la hipocresía hay que escribirla con letras mayúsculas; allí hay intrigas, falsedad, ambiciones, traiciones, lujo insultante, corrupción, finanzas delictivas, muertes nunca esclarecidas de banqueros, Obispos sospechosos de pederastia, etc, etc. El Papa Francisco parece que se ha propuesto sanear desde dentro ese “avispero”; buen trabajo le espera ¿Hasta dónde le dejarán llegar?

    Mención aparte merece la Casa Real  por su real hipocresía. A la Familia Real nos la pintan como modélica, cuando sabemos que hace aguas por todas partes; entre sus miembros las relaciones son variadas: buenas, malas o nulas. Tenemos un Rey del que se dice que es muy campechano; no entiendo muy bien el mérito de ser campechano; lo que sí es cierto, es que es infiel a su esposa desde tiempos inmemoriales y que, quizás por su campechanía, se ha corrido juergas frecuentes (pero acalladas, eso sí); las últimas, cuando entre los españoles hacía estragos la crisis ¡Ah! Pero se le obligó a pedir perdón y lo hizo de una manera tan lamentable, bochornosa y patética que más vale que no lo hubiera hecho.

    Tenemos una Reina, dicen, llena de dignidad; esta dignidad consiste en soportar su situación haciendo juegos malabares entre sonrisas forzadas, apareciendo en algunos actos, fingiendo lo bien que se lleva con su marido cuando sabemos que ni se hablan, y sobre todo, esperando que su hijo herede el Trono; esta larga espera la mitiga viviendo más en Londres que en la Zarzuela.

    En esta familia Real hay un miembro corrupto, el Sr. Urdangarín, y una infanta, su esposa, sospechosa de corrupción, pero a la que no van a imputar, faltaría más.

    Nos quedan los Príncipes, la gran esperanza de la Casa Real, la “joya de la Corona”. Nos los presentan como cercanos a su pueblo ¿Es así? Yo diría que están a años-luz. En Oviedo, en su discurso de los premios que llevan su nombre, el Príncipe dio coba a los españoles felicitándoles por sus muchas virtudes y por la forma en que se sobreponen a la crisis. Me pareció una hipocresía ¿Pero qué sabe él de crisis? ¿Ha asistido con su esposa a algún comedor social y han comido allí con las personas que los frecuentan para saber de primera mano sus necesidades? ¿Han visitado familias con casi todos sus miembros en paro, que viven de la modestísima pensión de los abuelos?

    En cuanto a la Princesa, nos quieren convencer de que es austera porque una vez al año repite modelito en alguna fiesta ¿Qué hace con los 364 lujosos vestidos de los modistos más caros? ¿Les compra a sus niñas la ropa en los mercadillos de ocasión? ¿Las lleva a escuelas públicas para dar ejemplo?

    En fin, después de mis últimos párrafos pensaréis que “atufo” a República; pues sí, soy simpatizante de la República, pero tampoco soy tan ilusa como para no darme cuenta de lo lejana que está. Desde luego, la Familia Real es la que más hace por su advenimiento.

   Para terminar ¿Os he escandalizado mucho?

 

1 comentario:

  1. Pilar, la hipocresia es un "pecado" que unas veces por querer ser "políticamente correctos" y otras por interés, nos "roza" a todos, pero la diferencia está en esos HIPOCRITAS con mayúsculas que se creen que somos títeres a los que manejar y nos cuentan cuentos chinos para que nos creamos que gracias a ellos vivimos en estado de gracia, no tengas miedo al poner la "voz en grito" para denunciar a esta panda de desgraciados con los que nos ha tocado lidiar, por cierto soy la hermana de Elena, compañera de Manoli

    ResponderEliminar