jueves, 30 de mayo de 2013

El olvido

Autora: Amalia López Conde


            El olvido no llega de una manera oportuna, muchas veces hemos ido al almario o a la cocina en busca de alguna cosa y cuando hemos llegado decimos: ¿A qué he venido yo aquí? Otras veces hemos puesto la leche a calentar y como una obligación, suena el teléfono o la puerta. Cuando volvemos la leche no está en la olla ¡pero está en la hornilla! También está el tener que llamar a una persona por teléfono para darle una noticia más o menos precisa, y resulta que te acuerdas cuando te estás acostando, y ya, ¡para qué! De todas formas eso no es lo peor del olvido. Están las enfermedades de la memoria, como la demencia o el alzhéimer. Tiene que ser angustioso y doloroso que esa persona que tú quieres tanto, además de no conocerte, se pase las horas contando cosillas de su niñez o peleando con el que llegue por cosas que ya no existen.  ¡Ay, el olvido!

            Borges decía que era una posesión y es verdad, porque frente a él, enraizada y bien plantada, siempre está la memoria; es un arma de dos filos: “El olvido es una de las formas de la memoria, su vago sótano, la otra cara secreta de la moneda”. 
Recuerdo que alguien dijo:"Más vale que no tengas que elegir entre el olvido y la memoria". Sí, más nos vale. Benedetti, en su poema El Gran Simulacro lo expresó como sigue:

 ...son sentimientos insoportables...que se niegan a morir allá en lo oscuro...
"En mi región hay calvarios de ausencia...
...arrabales de duelo
pero también candores de mosqueta
pianos que arrancan lágrimas
...nostalgias inmóviles en un pozo de otoño.
...el olvido está tan lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda.

En el fondo el olvido es un gran simulacro
nadie sabe ni puede / aunque quiera / olvidar
un gran simulacro repleto de fantasmas
esos romeros que peregrinan por el olvido
como si fuese el Camino de Santiago".

Pienso que, ¿y si hubiera un bálsamo para aliviar los malos recuerdos? Si los malos recuerdos estuvieran solo escritos con tinta, ¿estudiaríamos para borrarlos? Sigue diciendo Mario:

El día o la noche en que el olvido estalle
salte en pedazos o crepite
los recuerdos atroces y los de maravilla
quebrarán los barrotes de fuego
arrastrarán por fin la verdad por el mundo
y esa verdad será ¡QUE NO HAY OLVIDO! 

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