El olvido
no llega de una manera oportuna, muchas veces hemos ido al almario o a la
cocina en busca de alguna cosa y cuando hemos llegado decimos: ¿A qué he venido
yo aquí? Otras veces hemos puesto la leche a calentar y como una obligación,
suena el teléfono o la puerta. Cuando volvemos la leche no está en la olla
¡pero está en la hornilla! También está el tener que llamar a una persona por
teléfono para darle una noticia más o menos precisa, y resulta que te acuerdas
cuando te estás acostando, y ya, ¡para qué! De todas formas eso no es lo peor
del olvido. Están las enfermedades de la memoria, como la demencia o el
alzhéimer. Tiene que ser angustioso y doloroso que esa persona que tú quieres
tanto, además de no conocerte, se pase las horas contando cosillas de su niñez
o peleando con el que llegue por cosas que ya no existen. ¡Ay, el olvido!
Borges
decía que era una posesión y es verdad, porque frente a él, enraizada y bien
plantada, siempre está la memoria; es un arma de dos filos: “El olvido es una de las formas de la
memoria, su vago sótano, la otra cara secreta de la moneda”.
Recuerdo que alguien dijo:"Más vale que no tengas que elegir entre el olvido y la memoria".
Sí, más nos vale. Benedetti, en su poema El
Gran Simulacro lo expresó como sigue:
...son sentimientos insoportables...que se
niegan a morir allá en lo oscuro...
"En mi región hay
calvarios de ausencia...
...arrabales de duelo
pero también candores
de mosqueta
pianos que arrancan
lágrimas
...nostalgias
inmóviles en un pozo de otoño.
...el olvido está tan
lleno de memoria
que a veces no caben
las remembranzas
y hay que tirar
rencores por la borda.
En el fondo el olvido
es un gran simulacro
nadie sabe ni puede /
aunque quiera / olvidar
un gran simulacro
repleto de fantasmas
esos romeros que
peregrinan por el olvido
como si fuese el
Camino de Santiago".
Pienso que, ¿y si hubiera un bálsamo para aliviar los malos
recuerdos? Si los malos recuerdos estuvieran solo escritos con tinta,
¿estudiaríamos para borrarlos? Sigue diciendo Mario:
El día o la noche en
que el olvido estalle
salte en pedazos o
crepite
los recuerdos atroces
y los de maravilla
quebrarán los barrotes
de fuego
arrastrarán por fin la
verdad por el mundo
y esa verdad será ¡QUE
NO HAY OLVIDO!
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