– ¡Abuelito, abuelito, cuéntame un cuento!
– Érase una vez un país donde había un rey….
– Pero abuelo, que el rey de mi cuento no sea como ese rey que he visto tantas veces
por televisión y en las revistas. Ese que, como jefe de las Fuerzas Armadas,
permanece impasible ante guerras injustas, ese que se gasta el dinero del pueblo en
cacerías, en viajes privados… No me hables de reyes que se parezcan a ese que ha
amasado una gran fortuna sin saber cómo y
partiendo de cero. No como ese rey que volvió a reinar porque un
dictador muy cruel y sanguinario así lo quiso… ese que habla de justicia
cuando la Justicia pasa sin rozarlo.
– Érase una vez un país donde había príncipes y princesas,
condes y condesas….
– No abuelito, no me hables ni de príncipes ni princesas, ni
de condes ni condesas, menudos caraduras son esos. Hay alguno acusado de
quedarse con dinero público, acusado de prevaricación, y yo no sé qué significa
esa palabra, pero debe ser muy grave porque suena muy seria, acusado de falsear
documentos… y princesitas que miran para
otro lado haciéndose las inocentes….
– Érase una vez un país donde había un mandatario….
– Pero abuelito, que
no se parezca a esos mandatarios que solo saben mentir. Me han dicho que existe uno que crea una mentira cada cinco días. Uno que prometió no
subir los impuestos, no apoyar el abaratamiento del despido, tampoco eso que
llaman amnistía fiscal, que no beneficiaría a la banca con dinero público, que
jamás abandonaría a los más necesitados. Pero sí que apoya una sanidad privada,
donde los que más tienen puedan ser
mejor atendidos, sí que apoya una educación privada, donde los que más tienen
puedan seguir estudiando y formándose, pero sí que apoya un adoctrinamiento de
la educación para que cada día haya más borregos sin pensamiento crítico, y que
recorta en servicios sociales, porque poco le importa aquellos más desamparados…
y que las palabras corrupción, desesperanza, desencanto, le persiguen allá por donde va….
- Érase una vez un país, donde había un predicador…
- No abuelito, no me hables de esos predicadores que solo se preocupan por los que ellos llaman "dudosa moralidad" de esas personas que se aman y son del mismo sexo, esos que se guardan de pagar impuestos, esos que desean abolir el libre pensamiento, esos que cuando aterrizan en un país asolado por la pobreza están más pendientes de prácticas sexuales que de estómagos vacíos. De esos que nos hablan de un dios malvado, castigador y vengador. Esos que no entienden el significado de la palabra amor.
— Érase una vez un país donde las brujas…
— No abuelito no, no me hables de brujas de vestidos largos
y caros, de caras pintadas, con pómulos y labios rellenos de silicona. No me
hables de brujas que viven del cuento, de la ignorancia y sorprendentemente escandilan y son admiradas… no abuelo, no me gustan
esas brujas.
— Creo que este te va a gustar: Había una vez un país donde el pueblo era muy valiente y muy sabio. Pero un año llegó un ogro muy feroz que portaba un enorme blasón con un águila dibujada, seguido
de un gran ejército con la intención de atacar al pueblo para someterlo al
servilismo y la esclavitud. Pero lo que le sobraba al pueblo era coraje y no
se dejó avasallar. Se unieron todos contra el monstruo, pelearon con energía y
decisión hasta derrotarlo. Y los pocos que se habían unido al ogro no fueron castigados ante las tapias de los cementerios sino que decidieron desterrarlos y nunca jamás se supo más de ellos…
Elena ya sabes que me encantó tu cuento y te pedi una copia,la cual me diste,pero al verlo aquí me ha gustado más si cabe,y nunca he leido un cuento tan real y al mismo tiempo tan bonito.Este cuento te hace pensar.Rafi.
ResponderEliminarGracias Rafi, tú sí que vales. Cada día que pasa estoy más encantada de compartir este espacio con todos vosotros, porque me permite llevar a cabo esa necesidad de expresar todo lo que me hierve y conmueve a través de estos escritos. Aprovecho también para agradecer al grupo la oportunidad de escucharme y escucharos. Un lujazo.
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