Cada mañana, sobre las ocho, a veces un poco
más tarde, un joven pasea por el parque acompañado de su mascota un koker de
color canela. El pobre animal necesita un paseo antes de que él se vaya a
trabajar, así que, inevitablemente cada mañana, aunque de mala gana, acude al
parque con gesto somnoliento y refunfuñando. Es una de esas personas que
encuentra dificultad para levantarse temprano.
Hace unos días ha reparado en una chica que
pasea también por parque acompañada de su perro, un carlino beig y negro que es una monada. La chica tiene
una bonita melena y un cuerpo escultural. Desde entonces salir a una hora
temprana ha dejado de ser un sacrificio doloroso para él. El problema estriba
en como entablar conversación con ella.
-Nos ignora, tanto a mi perro como a mí- les
comenta les comenta penosamente un día a sus amigos.
- Abórdala, tonto….-
-Sí debo hacerlo- decide. -Entablaré
conversación con ella y seguro que nuestros respectivos perros se pelearan-
Cada mañana, la chica acude al parque. Le
encanta dar este paseo entre los majestuosos árboles, la suave hierba, saboreando
este tiempo de paz y tranquilidad antes de mezclarse con el caótico ruido de la
gran ciudad. En general le molesta el gentío, siempre ha sido un poco tímida y
muy reservada. Ahora en su mente hay una nueva distracción. El
joven con su perro coker, está continuamente en su pensamiento. Su timidez
desaparece al hablar de él a sus compañeras de oficina. En su mente se agolpan imágenes de seductores
que de una forma u otra han ido apareciendo en su vida. Cree que este chico es
un buen seductor.
- A mí me gustan los hombres que sepan intrigarme…Es guapísimo, con un cabello negro un poco
alborotado…
-¿Por qué no intentas hablar con él?.
- No puedo, lo he puesto en
práctica y me quedo muda, se me seca la garganta y no me sale ni una palabra, pero soy optimista se que
algún día tendré la ocasión. Por desgracia, el perro de él y el mío, ni tan
siquiera se han husmeado mutuamente en ademán de saludo.
Los días siguen pasando, el aire es cada vez
más fresco y viene cargado del sonido de los árboles que suspiran al perder sus
hojas. Como cada mañana, dos personas van paseando
por el parque. La de atrás va admirando la espalda cubierta con el anorak verde
que lleva ella. Ésta de pronto aminora la marcha ansiando que su perro que anda
suelto, retroceda y le ladre al Koker. -¡¡Ójala fuera el suyo un perro homosexual!!- piensa…
La chica toma de pronto la decisión de su
vida. Se para pretendiendo arreglarse la zapatilla como excusa. Nota que el joven se aproxima, ella puede apreciar su
aroma. Seguro que llevará puesto sin duda un perfume caro. Le resulta
excitante y lo agradece en el alma. Está aprendiendo a ser cada vez más
coqueta, a pecar de ingenua, a seducir y a poner en práctica sus trucos. También
ella se ha perfumado después de la ducha. Le gusta oler bien y más en estas
circunstancias, aunque siempre sin abusar. Un ligero toque es más que
suficiente para intentar embriagar a su presa. Al pasar por mi lado, nuestras miradas se han
cruzado y he sentido un ligero estremecimiento.
De nuevo llegan las ocho de la mañana de un
nuevo día, todo continúa lentamente, aunque el objetivo de los dos es el mismo.
Cada uno aparece por el parque en compañía de sus respectivas mascotas dispuestos a patearlo de una punta a otra y
cundo más distraídos iban se encuentran frente
a frente. No saben qué hacer ni qué decir, los dos se quedan embelesados
ante este glorioso encuentro. Los perros
aprovechan la ocasión para husmearse en tono pacifico con menos nervios
que nosotros y son los que ponen la guinda en el pastel.
He notado en su forma de mirar y en sus
escasas palabras que es un buen seductor. El pensará: ¡¡por fin he triunfado!!,
pero yo, también he conseguido lo que quería, a un hombre que tiene claro lo
que quiere, dejando a un lado el pudor para acercarse a mí. Su método ha sido
bueno, ya que en ningún momento ha invadido mi espacio de forma inadecuada.
Esta mañana, ella ha aparecido con un anorak
rojo, cree que llamará más la atención y ayudará a avivar la llama que se ha encendido entre los
dos. No piensa en otra cosa, coquetea de forma descarada con él. Solo desea que
llegue pronto el día en que caiga rendida en sus brazos. Nuestras mascotas también se han enamorado
desesperada y vergonzosamente. Tan enamorados están que a veces causan problemas en la vía pública. El chico
se ha planteado si este fuego no se apaga un poco acudir a algún remedio ya que
debido a la entrega que pone el carlino, hay momentos que se teme por su vida quedando
exhausto en cada encuentro diario.