jueves, 27 de diciembre de 2012

Una situación milagrosa


Autora: María Gutiérrrez

Llevo cincuenta años viviendo en este mundo, soltera y sola. No he encontrado a nadie hasta ahora que me llene lo suficiente para dar un paso firme hacia adelante y formar una familia.

Creo que de una manera no consciente he elaborado una serie de defensas para llegar a esta situación. Trabajo como administrativa en una importante empresa multinacional recibiendo todos los meses una nómina que me da para vivir de forma desahogada.

Recientemente me he cambiado de casa. Ahora vivo en otra zona más céntrica y con bastante ambiente, pero sigo sin encontrar a nadie con quien charlar, salir, ir de compras u organizar algo. Tampoco me ilusiona coger el coche y perderme en algún lugar o ir libremente de un sitio a otro y conocer gente nueva. En alguna ocasión, he intentado relacionarme con chicos pero lo he pasado muy mal porque me he sentido rechazada. Creo que no me encuentran atractiva, mi cuerpo ya no es el de una chica de veinte. Con el paso del tiempo he ido engordando y me he puesto redondita, achacándoselo al cambio hormonal.

Nunca pensé que iba a llegar el momento en el que me preocupara por mi peso. He decidido que voy a empezar a cuidarme un poco más. Mi cuerpo es lo único que tengo a mi cargo y ¡aquí estoy!, dispuesta a ocuparme de él al precio que sea.

Menos mal que estoy más sana que una manzana y por ahora esto cuenta bastante a mi favor. Me he puesto manos a la obra y ya llevo un tiempo practicando mi nueva vida sana, pero los resultados no son lo rápidos que yo esperaba.

Sin esperarlo, de pronto todo ha cambiado. Un anuncio en televisión de una crema reductora ha obrado el  ¡milagro!. En tres semanas, mi silueta ya no es la de antes. Me veo mucho más esbelta, con menos celulitis en los muslos y con una cinturita  de avispa. Esto ha sido un golpe de “varita mágica” que me ha devuelto a mi juventud perdida.

He vuelto a ponerme bikini y a lucir palmito. He notado como me han mirado al pasar y les he oído decir: ”mira que tranquila va paseando sin complejos ese cuerpo de tonelillo que se le ha puesto con el paso de los años. Esto me ha hecho reaccionar y volver a la realidad y ser consciente de que el tiempo ha ido dejando su huella y que también de ILUSIÓN se vive.

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