jueves, 11 de octubre de 2012

Viuda negra

Autor: Antonio Pérez García

Eróticamente imperfecta, así es como podría describir a esa chica que contamina el aire, esa que angustia mis neuras, las marchita sin remedio, madre de todas las víboras. 

Serpiente con tacón y bolso tous. Mi corazón en un vaivén se empeña en alzarse en gloria al oírte, al verte. Cuando llegas mis pulmones dejan de respirar cayendo hipnotizados.

Ni que todo mi maldito cuerpo no recuerde nada del ayer, solo infielmente me dejan sin cuartel, sin ganas de luchar, solamente sin nada de lo que pueda yo arreglar, esa impotencia, por culpa de esa mujer fatal que me desencaja por siete sitios.

Maldito aire ¿no dicen que oxidas? pues mátame ya, antes que esta locura loca afecte y desemboque en marismas tan descomunales que nos podamos sin querer deplorar, no queriendo hacerlo nunca más. Eres la viuda negra, un placer erótico pero utópico que ni puedo ni quiero probar. Simple cambiaría tu cara por un globo con sonrisa pintada y tu cuerpo esbelto por cajas de cartón, obligando a tus curvas a rendirse a rectas sin sentido, pero con mucho significado para la caricatura que sin remedio intento a mi deseo mostrar.
 
No te quiero, pero te necesito, no me gustas, pero sin remedio te encuentro. No lo quiero, pero desgraciadamente no hago más que por ti pecar.

Mato al santo, ángel caído, descomulgado por la bondad y la cordura, obligado en el infierno a acabar contigo a cuestas durante mi eterno rojo y ardiente paraíso.

Eróticamente imperfecta, y no porque no quiera probar, sino porque no estoy tan loco para contigo irme a suicidar, los kamikazes los dejo para quien ingenuamente en ti chocan cada día una y mil veces más, mujer fatal. Que en gloria te tenga el Eterno, porque algún día en el infierno reinarás.



No hay comentarios:

Publicar un comentario