viernes, 5 de octubre de 2012

Experiencias


Autora: Rafaela Castro

Voy a comenzar con esta especie de diccionario. Recuerdo que cuando los mayores hablaban de sus cosas sobre todo de estos temas, si aparecía algún menor se decía: “Vamos a callar que hay trapos tendíos”. Eran los años 60. Se ve que en esos tiempos nos llamaban trapos, qué nombre más raro ¿verdad?. Si se referían a los genitales de los niños, el pene era igual a “pito”, los testículos los “tilines”. Yo creía que hablaban de los pitos que mis titos me traían de Sierra Morena, fiesta de la virgen de la Cabeza. Los tilines, campanillas o algo parecido. Los genitales de las niñas, el “minini”, para mi mente un gatito, y el “bollito” igual a pan. También se oía decir “el novio le ha hecho una barriga” pero al final “él cumplió y le pagó”. Yo pensaba que le daban dinero. Yo era una niña muy barrigona y nadie me la hizo ni me pagaron por ello. Era delgadica pero con barriga, de hecho cuando tropezaba y me caía, el primer golpe siempre iba ahí. No recuerdo pasar hambre pero no sé por qué me acuerdo de los niños de biafra.

Como ya saben algunos que me conocen, formo parte de un grupo de gente en la Biblioteca de La Chana, que escribimos relatos. al principio el tema era el que se le ocurría a cada uno. Ahora llevamos un tiempo que nos ponemos todos de acuerdo con el tema, lo bonito es que cada uno de nosotros lo enfocamos de forma diferente, es como una incógnita. Yo lo veo más interesante.

Antes del verano que fue la última vez que estuvimos reunidos se expusieron varias ideas y al final nos decantamos por el erotismo. Confieso que la mente se me bloqueó, pero pensando y pensando recordé algunas anécdotas que viví de pequeña, las cuales yo ignoraba como podía llamarlas, aparte de guarrerías y cosas feas.

Cuando llegó a mis oídos esta palabra del erotismo, yo lo asemejaba con los tebeos en los cuales aprendía a leer, los que más me gustaban eran los de héroes, el Capitán Trueno, Tintín, Tarzán, etc. Erotismo igual a tebeos con mis héroes favoritos.

Sensualidad casi igual a lo anterior, yo tenía unos 8 años vivía en una aldea junto a mis padres. En aquellos tiempos tendría yo cuatro o cinco amiguitas más o menos de mi edad. Una vecina del lugar estaba embarazada y Paqui, mi amiga que era un poquito mayor que yo, me desveló aquel misterio de la barriga gorda. Una prima de ella, le había informado de cómo se hacían y venían los niños. Se cayeron a mis pies la cigüeña con niño incluido y todas aquellas fantasías. Me quedé tan impresionada que se me callaba reventaba. Se lo conté a otra niña, yo como la del ariel, ésta se lo dijo a su mamá y, claro, ella informó a la mí. Le dijo que yo contaba cosas muy feas a su niña y que la estaba picardeando.  Mi madre me dijo de todo: sinvergüenza, exenta igual a fresca, marrana. No me acuerdo si me dio con la zapatilla en el culete, seguro que sí porque era de lo más grave y pecaminoso que yo había hecho en mi corta vida.  Fue como un presagio a mis vivencias posteriores.

En la adolescencia conocí a unas monjas y hasta quise ser una de ellas.  Como todos sabemos, de los diez mandamientos, en el que más hincapié ponían era en el sexto: “No quebrantarás con obras, pensamientos ni deseos impuros”. He procurado liberarme de todos estos prejuicios que han ido metiendo en mi cabeza unos y otros. Y con este curriculum, me he atrevido a contar un pasaje erótico de mi vida diaria. Puede que al final no sea lo que parece, ¿o si?

Dicen que está la erótica del poder, la del lujo, la del dinero y la que ya todos sabemos. Yo para subir mi ánimo, mi moral y  sentirme a gusto, utilizo la fruta que ya podéis imaginar. Se cría en Canarias, pero por favor, no sean mal pensados. ¡Ah! se me olvidaba, me los llevo a pares en el bolso cuando la cosa se viene abajo, suelo coger uno para mí y otro para la amiga de turno y nos ponemos como una moto, pues no hay nada mejor para la glucosa que comerse un plátano. Dicen que no es la mejor fruta, será por lo del potasio, y es que yo soy diabética. Aunque mis amigas no lo sean, también se les queda la glucosa por los suelos. Cuánto siento que mi erotismo haya quedado, pues eso, por lo suelos también.

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