viernes, 5 de octubre de 2012

En un instante


Autora: Elena Casanova

Tus palabras se evaporan más allá del horizonte hacia donde las miro. No me dejo aturdir por la musicalidad de tu voz. Hoy voy más allá y pretendo analizar la sintaxis de tu anatomía. Voy cayendo en la inercia de cierta debilidad, donde cada uno de mis cinco sentidos se agita en una efervescencia desesperada que envuelve tu cuerpo.

Me detengo en tus ojos, como un relámpago atravieso las pupilas ahondando en los más íntimos secretos de tu mirada. Me bastan unos segundos para dejarme hipnotizar por la profundidad de una seducción esquiva coronada de matices, cautivada por el espectro de colores que intensifican la levedad del momento.

Aparece un leve rubor y aflojo mi hipnosis para dejarme llevar por la suave melodía de tu boca. No es el pacto de tu voz el que me lleva al complejo laberinto de mis deseos sino que saboreo tus labios modulados por una sonrisa y, entreabiertos, exploro un terreno desconocido. Rodeo tus palabras para buscar con mi lengua cada recoveco, recorriendo la fina línea de tus dientes para terminar excavando en lo más hondo, tropezando con otra lengua torpe, incapaz de mantener el ritmo encandilado de mi capricho y me sabe a miel.

Mis manos se retraen para volver impacientes y recorrer cada ángulo de tu cuerpo. Lenta y suavemente exploran  rincones prohibidos. Ávidas por el roce de tu piel se mueven al ritmo de mi propia codicia y, cuando alcanzan su cenit,  te rodean esclavo de mis dedos.

En este atractivo juego colmado de tonalidades, descubro un fuerte olor a brisa de un mar de verano. Es tu piel que se ha dejado llevar por el sonambulismo de la luna y el escozor de un sol de mediodía. Aspiro profundamente una nebulosa de algas y de sal, tú, hijo de la montaña.

En un instante despierto al tremendo cansancio de un silencio. Tus palabras, calladas, no dicen nada, y en la magnitud del momento me deslizo por el sendero brumoso de la nostalgia y te vuelves para decirme adiós. ¿Y tu voz? Como una sombra en la penumbra has desaparecido y me quedo con el ruido de tu mutismo.


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