viernes, 30 de diciembre de 2011

Me da igual, me da lo mismo

 Autora: María Gutiérrez

Todos los años la misma tensión, los mismos nervios cuando se  aproximaba  el  día  de  la  comida  de  Navidad  y  el  ¿qué  me  pongo?.

Desde un mes  antes, andaba como loca buscando lo que me pondría  para la ocasión. Ponía mucho interés a la hora de elegir el traje y demás  complementos para acertar con el mejor look. Como no, también me  preocupaba de mi aspecto físico cuidándome en la dieta para no tener  que cambiar de talla. Todo esto combinado con ejercicio adecuado. No podía dejar atrás la visita a mi estilista para ir haciendo pruebas y  acertar con lo más favorecedor.

Nunca me olvidaba de la manicura y de la indispensable pedicura, ya que   los pobres pies son los que más sufren en estas ocasiones y ese día no se podía notar el cansancio, todo lo contrario, había que estar radiante por dentro y por fuera al precio que fuese.

Tampoco podía faltar un buen abrigo o chaquetón para no coger un buen resfriado. Casi siempre me dejaba llevar por el color negro, tan socorrido, glamuroso, y elegante a la vez. Como toque final unas gotitas de CHANEL número 5.

Cada etapa de la vida va cambiando a la persona. Esa necesidad de  embellecerse para gustar a los demás y seguir aparentando que nos mantenemos aún jóvenes a fuerza de ejercicios y de estirarnos la piel para  reparar el paso del tiempo, a mí como que me da igual.

Ahora en la madurez, la razón de mi vida es otra. He cruzado a la otra  orilla, mi camino es otro, mis pasos son más lentos, mis tacones más bajos, mi actitud y mis gestos más serenos y relajados.

A estas alturas de mi vida, ya me da lo mismo, solo deseo vivirla con  calidad, alegría y optimismo. Nadie me puede impedir seguir soñando.

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